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José Otero Abeledo

(Lalín, 1908 – Vigo, 21 de julio de 1996), conocido como Laxeiro, fue un pintor español. Su obra manifiesta un distanciamiento del naturalismo regionalista de la época a través de la fusión entre modernidad y tradición, y junto con Luis Seoane, Manuel Colmeiro, Carlos Maside y otros, forma el grupo de “Los renovadores” dentro de la vanguardia artística gallega.

 

El grueso de su carrera artística lo desarrolló en Buenos Aires,siendo su experto en la misma el pintor y erudito Roberto Mackintosh

Es el más universal y popular artista gallego de este siglo. Ningún artista de este siglo había logrado tal aprobación popular en Galicia, no sólo por su obra, sino en gran medida también por su personalidad, por esa imagen de paisano sarcástico, jovial y comprometido que no le abandonó en sus últimos días

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La imaginación y el galleguismo fueron dos de las fuentes principales de la inspiración de Laxeiro, al que con frecuencia se ha entroncado con la tradición de la serie negra de Goya y del esperpento de su paisano Valle-Inclán.

Laxeiro es un personaje insoslayable de la plástica gallega ya que, junto a una generación de nuevos artistas surgidos en los años treinta, contribuyó como nadie a su renovación. La Medalla de Castelao, máxima distinción de la Xunta, la Gran Cruz de la República Argentina o la medalla de oro de Vigo, cuyo Ayuntamiento también le dedicó hace años una calle, forman parte del unánime reconocimiento que disfrutaba por su obra y su influencia sobre las más jóvenes generaciones de artistas gallegos.

También tuvo durante toda su vida un alto concepto de la sencillez. Era un personaje extraordinariamente popular y accesible, sobre todo en Vigo, donde se instaló en 1942, tras haber vivido en Cuba, como un emigrante más, en Madrid y en Argentina, en una especie de exilio voluntario que le forjó definitivamente como artista al estrechar su relación con las vanguardias del momento. “Pasé días de hambre y de dicha, pinté retratos y regalé murales a las paredes”, escribió, “nadie con tan pocos medios dio jamás tanto a la sensibilidad artística”. En los últimos años, ya consagrado, su estampa se hizo próxima y consustancial en Vigo a la tertulia que mantenía en la céntrica cafetería Goya.

En su trayectoria artística, que atraviesa varias etapas, casi siempre vinculadas a un expresionismo muy personal, Laxeiro “mostró su capacidad para adaptarse a todos los movimientos intelectuales de su tiempo”. La vida fue generosa con él. “Sintió el placer de vivir y devolvió con creces esa generosidad”, comentó su amigo Román Pereiro. Otro amigo y colega, Manuel Abelenda, lo describe como “un jocundo vividor y hombre profundamente bueno”. Entre ambas evocaciones, el también pintor y ex director general de Cultura de la Xunta, Antón Pulido, no dudó en considerarle “el gran pintor gallego de todos los tiempos, no sólo del siglo XX”.

 

Entre sus galardones cabe destacar la Medalla de la Bienal de Pontevedra, la Medalla Castelao de la Junta de Galicia y la Medalla de Oro de Vigo concedida por el Ayuntamiento de Vigo en 1990.

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